SUPLEMENTO DE HOMOCISTEÍNA Y ÁCIDO FÓLICO

El 15 de marzo de 2015 la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (“JAMA” por sus siglas en inglés) publicó en línea los resultados de un ensayo de cambio de diseño magnífico y potencialmente práctico. El Ensayo de Prevención Primaria de Accidentes Cerebrovasculares en China (“CSPPT” por sus siglas en inglés), probó si la adición de ácido fólico en medicamentos antihipertensivos podría reducir la ocurrencia de un primer accidente cerebrovascular. Dado que tres cuartas partes de todos los accidentes cerebrovasculares son "primeros accidentes cerebrovasculares" y que los accidentes cerebrovasculares son una de las principales causas de muerte y discapacidad en todo el mundo, la cuestión planteada por este ensayo tenía implicaciones de gran alcance. El ensayo alcanzó su punto final tan rápida e incontrovertiblemente que por razones éticas fue finalizado prematuramente. El ácido fólico puede reducir el riesgo de apoplejía. Los que hemos interpretado abiertamente los estudios anteriores esperábamos este hallazgo; muchos otros encontraron los resultados chocantes.

Importantes ensayos relacionados con la homocisteína, como HOPE 2 y otros, ya habían demostrado reducciones estadísticamente significativas en los accidentes cerebrovasculares gracias a los suplementos de ácido fólico o al menos señales hacia tal resultado. Sin embargo, muchos de los investigadores, médicos y reporteros que mayormente debatían proclamaron que como los ataques cardíacos no se redujeron con el ácido fólico, "la hipótesis de la homocisteína estaba muerta". Esta perspectiva siempre me molestó. Teníamos datos de ensayos de observación e incluso de intervención que apoyaban el uso de ácido fólico en ciertos entornos. Y la apoplejía, el trastorno que podríamos afectar con una simple vitamina, es algo horrible. Los derrames cerebrales son aterradores, incapacitantes y mortales. También son extraordinariamente comunes. Entonces, ¿por qué estos médicos, científicos y miembros de los medios de comunicación desaíran los datos que apoyan un tratamiento vitamínico simple y seguro para reducir potencialmente tales eventos? Sería útil saber la razón, ya que el mismo fenómeno está ocurriendo actualmente en relación con los aceites de pescado omega-3.

Existen muchos datos que apoyan la suplementación con aceite de pescado, sin embargo unos pocos ensayos no lo hacen. Y al igual que con la homocisteína, parece que los medios de comunicación y muchos científicos/doctores han elegido centrar su atención en los limitados datos neutrales, y a menudo abiertamente defectuosos, en lugar de apoyar las pruebas experimentales, biológicas, fisiológicas, clínicas y de sentido común. Curiosamente, una de las lecciones vitales que se desprende del CSPPT es que los individuos con mutaciones genéticas específicas o con niveles muy bajos de ácido fólico recibieron el mayor beneficio (reducción de la apoplejía) al ingerir ácido fólico. Paralelamente, una de las limitaciones clave de los estudios sobre el aceite de pescado ha sido la persistente incapacidad de medir los niveles en sangre de los ácidos grasos omega-3 DHA y EPA. Ciertamente es lógico que aquellos con niveles más bajos de estas grasas críticas también obtendrán la mayor ventaja de su suplementación. Así que, ¿por qué no medirlos simplemente? Bueno, en la práctica clínica, algunos de nosotros lo hacemos. Y algunos incluso aconsejamos corregir los niveles anormalmente bajos con un simple y seguro consumo de pescado y píldoras de aceite de pescado.

Estoy a la vez eufórica y perturbada por los hallazgos del CSPPT. Demuestran la eficacia de una terapia simple; sin embargo, difunden la arrogancia de muchos en mi campo. Una y otra vez hemos tenido que darle vuelta el rostro a nuestras opiniones y recomendaciones. No veo nada intrínsecamente malo en cambiar nuestra posición a medida que surgen más datos. Lo que me preocupa es la situación embarazosa, el cambio radical que llega demasiado tarde, mucho después de que los datos adecuados nos hayan dicho qué hacer. Sin embargo, tal vez aprendamos. Tal vez a medida que surjan más ensayos como el CSPPT, a medida que más científicos y médicos con la convicción y la devoción de encontrar una verdad mayor impongan incansablemente sus caminos, aprenderemos finalmente a tener una mente más abierta y a aceptar las ideas y los hallazgos, incluso cuando vayan en contra de nuestra voluntad.


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